miércoles, 21 de agosto de 2019

EN LA VERDAD DE LA MISMÍSIMA TRINIDAD


EN LA VERDAD DE LA MISMÍSIMA TRINIDAD

Sentado a la diestra de Dios padre, ha estado el hijo que no entiende su rol,
mientras ambos se miran a los ojos, ninguno de los dos se conmueve del otro,
pero a la izquierda está sentada una siniestra mujer, hija, madre, amiga y amante,
quien atolondrada ante el continuo ultraje que padece,
no es capaz de mirar a la cara a ninguno de los dos,
ya que sabe que deberá esperar hasta el momento propicio,
aquel en que deje de ser el simple objeto del deseo sexual,
o el ficticio monumento que los otros dos dicen que es.

Sin embargo, ha sido el tiempo el que se ha encargado de correr,
antes de tiempo, el velo de una rampante impunidad hacia ellas,
con el que los hombres, a través de la fuerza física,
han venido tapando la única verdad,
la que les confirma que son ellos la parte débil de la especie
y que son las mujeres las dueñas de la claridad que le señala el rumbo a la humanidad.
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