PREPOTENTES
E IGNORANTES
Lanzándose al vacío, desde la cima del Aconcagua,
un viejo guerrero indígena pretendió, en el pasado,
dejarle un mensaje a la actual humanidad.
Y era que sin humildad no hay manera de perpetuarse,
pues la prepotencia degenera en una falsa vanidad,
siendo ésta la trivialidad que hoy desarrolla a la
generalidad
de una especie que se cree ser el ombligo del universo,
cuando en realidad solo somos un grano de polvo en el
reverso
de un perverso dilema, el cual es solo nuestro.
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