LAS
SENDAS QUE DEJAMOS
Acostumbrados a cargar unos pesados fardos de insensatez y
de indolencia,
todos los seres humanos ya caminamos encorvados y agobiados,
mirando solo al suelo por donde transitamos desquiciados,
sin poder ver horizontes distintos a nuestras propias faltas
como humanidad.
Aunque salga el sol de nuevo cada día,
es la oscuridad la que domina en unas sociedades que
vacilan,
regando sobre el planeta a generaciones enteras e intranquilas,
pues éstas no pueden ver otras sendas distintas a los
rastros que les dejamos
aquellos que ya transitamos por ellas sin sentido,
pregonando luego un desarrollo que progresa el degenero con
que aquellas insistieron e incidieron.
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