lunes, 3 de julio de 2017

MORAL Y ÉTICA PIRÉTICAS

MORAL Y ÉTICA PIRÉTICAS

Cierta noche de un extraño día, un hombre solitario y en la pobreza más extrema, antes de buscar refugio bajo un puente oscuro y sucio, como lo hacía siempre, ingresó en un templo majestuoso y frío.

Éste estaba iluminado, hasta el extremo de ofender, por el brillo iridiscente que produce el boato del tachonado de oro y joyas preciosas con que se cubren sus paredes, y en donde con humildad se arrodilló aquel, para rezarle a un Dios, rogándole por riquezas.

Porque luego, sin comprender el absurdo del dilema moral, en la ética existencial del mundo en el que está, asumía que en cada amanecer de nuevo volvería a padecer sus dolencias y tristezas, por lo que debía también, de nuevo, comenzar a recoger desechos de las calles que recorría, para convertirlos en monedas, con las que pudiera subsistir, proporcionándole, aquellas, el impulso vital para aguantar un día más.

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