LA
LOCURA COLECTIVA POR UNA VIDA INDIVIDUAL
En una especie de locura colectiva, se está intentando
demostrar que la socialización de los problemas y sus soluciones colectivas, son
cuestiones del comunismo internacional.
Por eso, con una lucha desigual, no solo por las fuentes y las cantidades de recursos con que se cuentan, si no por los objetivos que se persiguen, venimos siendo testigos mudos de como los grandes conglomerados económicos se vienen apropiando de todo lo que ellos consideren rentable e importante en el mundo, económicamente hablando, sean seres vivos, recursos naturales o intelectuales, y cualquier intento por impedirlo, es atacado de inmediato, con masivas campañas publicitarias donde nos muestran un planeta maravilloso y sin inconvenientes , cuando no son aniquilados por escuadrones de seguridad privada los que lo intentan, tildándolos de ataques comunistas, delincuenciales o de terroristas.
Mientras tanto las sociedades se acomodan al estilo de vida
que les impongan esos conglomerados, o sea educándose para ignorar, viviendo
para trabajar y estando sanos para producir, sin que podamos intervenir para
cambiar un destino diseñado y designado para la explotación, hasta el extremo
que el reposo y el descanso son vistos como sinónimo de vagancia o desperdicio
del tiempo, el que solo puede ser productivo.
No pretendo invisibilizar los inconvenientes que se presentan cuando se persigue un objetivo comunal, porque obliga a todos a respetar una misma visión de un destino general, y menos cuando las élites están acostumbradas a hacer lo que les da la gana; pero si aspiro a demostrar que, sin esa unificación y aceptación de un destino comunal, es imposible que el mundo pueda ser diferente, o sea el justo y ecuánime que todos perseguimos.
Ingenuamente intento reclamarle, a una sociedad indolente y
amaestrada, la capacidad de raciocinio que debe poseer cada ser humano, por muy
ignorante que crea ser, para que intentemos analizar si la humanidad puede
seguir manteniendo sistemas sociales que solo promuevan la individualidad; y
que todo lo que conlleve a la colectivización, asociación, cooperativización,
unificación, o aquello que concite esfuerzos colectivos, se terminen satanizando, hasta el extremo, que
se deben macartizar, matar o erradicar a quienes así piensen.
Concuerdo con los análisis que viene haciendo el escritor William Ospina, cuando insinúa que una parte el desastre de los proyectos socialistas o comunistas en el mundo, son las presiones ejercidas por esos grandes capitales, tratando de demostrar las fallas de la colectivización, y las que casi siempre terminan en los fallidos intentos de individuos obnubilados por el brillo de lo material, porque caen en las fauces de sus propias limitantes como seres humanos, o sea dándole más sentido a las vanidades personales que a las realidades generales.
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