POR EL ORIGEN NO NOS PODEMOS ESTRATIFICAR
Nací en el seno de una familia de origen netamente proletaria, por lo
trabajadora,
ya que mi padre fue un médico
graduado tras el esfuerzo conjunto
impuesto por una viuda sobre la vida
de sus hermanas y hermano,
mi madre era una mujer campesina,
fruto de humildes agricultores,
quien a través de su belleza física atrajo
la atención de aquel hombre
que se gestaba en doctor, para
tenernos que ver hoy enfrentado
ante la prole que surgió de la unión
de esos padres disfuncionales.
Enfrentándome entonces ante unas hermanas que se unieron con hombres
que están convencidos haber alcanzado
sus sueños de realización económica,
por lo que han asumido una arribista interpretación del origen que tuvieron,
igualmente me encuentro ante un hermano
que se gestó en las luchas
de la protesta social, para tener que
verlo ahora pensando ser la quinta esencia
de una realeza proscrita por la
ideología en la que algún día creyó.
Por lo tanto, soy hermano de unas ideas que sirven para germinar ilusiones
entre élites circunstanciales sembradas
entre recipientes convencionales,
dando semillas dispares, allá de riquezas
locales y por acá de fortalezas mentales.
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