UNA LINDA MANERA DE ENGAÑAR
Confiar en alguien, por su sola apariencia,
es suficiente motivo para luego sufrir tremendas consecuencias,
y después tener que enfrentarse con sus desavenencias.
Han sido tantos los ejemplos, tras este tipo de experiencias,
que hoy la humanidad, con el uso permanente de la
apariencia,
se ha convertido en el modelo universal de esta especie
de simiente,
con cientos de derivaciones, que surgen en todos lados y por
montones,
teniendo, la gran mayoría de ellas, resultados catastróficos,
reclamando fatales inferencias con sus mortales injerencias.
De allí qué, detrás de una pulcra obra, una bella cara o
una buena idea,
por lo general se escondan terribles falsedades,
que han terminado siendo maquilladas con parciales
verdades,
ya que muchos seres sólo están persiguiendo sus personales
ideales,
dejando latente, en el ambiente, una fuerte y única realidad,
y es qué, entre tanta variedad natural e individual,
el ser humano es el único ser que se ampara en el engaño,
siendo el as que utilizan quienes viven jugando sus propias
cartas,
escondiéndose detrás de toda buena idea, bella cara o
pulcra obra.
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