SALTIMBANQUIS DE LA DECADENCIA
Como un pobre saltimbanqui,
yendo de pueblo en pueblo,
o en los parques más
deprimidos de cualquier ciudad,
la humidad hoy está
dispuesta a protagonizar,
por unas cuantas
monedas, un acto mortal de equilibrismo,
aunque con él se
ponga en contra de su realidad,
por la simple oportunidad
de ganar fama o riqueza,
así sea su última actuación.
Pero en plena
función, la humanidad casi no tiene espectadores,
porque cada cual
está realizando su propia actuación,
en los escenarios
que la vida actual nos proporciona,
haciéndonos realizar,
en ellos, los actos más estúpidos y temerarios,
con tal de poder ganar
los ingresos necesarios para un digno vivir,
sin importar quien
deba sufrir, si el malabarista en decadencia,
aquel que se equilibra
en su prepotencia,
o si aquellos pocos
otros que pasan revista de sus actos más suicidas.
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