LA ACIDEZ DE
UNA LLUVIA DE MOTIVOS QUE TANTO NOS CORROE EL ALMA
Estamos todos sometidos a las gotas de una pertinaz lluvia ácida que,
aunque aún es tenue,
corroe rápidamente los sueños de los millones de seres cansados de sí,
quienes vagamos pacientes, pero sin un rumbo fijo aparente, sobre una
Tierra inclemente,
porque sentimos el ardor, de sus efectos y motivos, en nuestras pieles enfermas
y adoloridas,
ante un medioambiente impotente, sometido a las acciones de unos seres indecentes,
y cada vez más indolentes con las esperanzas que teníamos
de poder disfrutar unas mejores y más dulces vidas, durante el tiempo que nos
tocó vivir.
La erosión que se palpa, entre las ilusiones humanas, licuifica nuestras
emociones mundanas,
convirtiendo a los individuos, sin sentimientos ni ansias, en simples paños
de lágrimas,
ya que absorbemos con ellos, a través de una ósmosis impuesta,
las pociones con que nos envenenan las
almas.
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