UNOS RAYOS DE LUZ QUE MULTIPLICAN Y
REPLICAN UNA DESESPERANZA
Con los giros naturales,
y constantes, que da la Tierra,
vuelve el sol a iluminar
el pequeño espacio que ocupamos tu y yo,
y sus rayos matutinos, van
lentamente descomponiendo unas sombras,
las de una noche donde se
cobijaron nuestras ilusiones con sueños, una vez más.
Pero en cada nuevo día,
nos debemos encontrar sin saber que ocurrió con ellos,
con nuestros sueños, pues
al igual que nuestros cuerpos,
se durmieron y cayeron en
un sopor, provocado éste, en cada nuevo anochecer,
por la ausencia de los
rayos de ese sol,
y sin los cuales, se llena
de oscuridad el espacio donde nuestros cuerpos se confunden,
para tener que despertar
luego, abrazados y fundidos en caricias,
motivados por unos nuevos
sueños sin sustento,
que se duplican y reproducen
en el subconsciente de dos seres ilusionados,
sobre la faz de un
planeta totalmente desesperanzado.
Entonces lloran de
tristezas nuestras almas,
porque son conscientes
que deben repetir de nuevo ese ciclo, en el qué,
en cada vuelta de la
Tierra, el sol debe de iluminar un porvenir oscuro,
de una especie que se
llenó de individuos como nosotros.
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