LAS NUEVAS ALIMAÑAS DE LAS
VIEJAS MORTECINAS
Habiéndose acostumbrado
a respirar el aire enrarecido y toxico de las ciudades,
los seres
humanos se han transformado, comportándose como alimañas,
qué, al captar
la primera partícula del olor descompuesto que expele un cadáver,
se alborotan y
alebrestan, ya que quieren conocer el origen de la fuente de ese aroma,
y así poder ser
los primeros en llegar, y alimentarse de ésa, su comida favorita y bastante apetecida.
Nubes
invisibles de pútridos olores guían ahora a unos ejércitos de seres carroñeros,
quienes han
idealizado la muerte del contrario como el principio del éxito personal,
para, a partir
de allí, iniciar el camino de su suerte, sobre un destino que termina con la propia
muerte,
y con el ataque
recurrente de los que esperan que se conviertan en mortecina.
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