FABRICANTES DE MONSTRUOS Y
EDIFICADORES DE DEMONIOS
Ante la desesperanza,
para muchos, hoy el futuro es un leviatán,
el cual se
enrolla en sus cuerpos mientras les carcome sus almas,
devolviéndolos
hacia un pasado idealizado, ya que sólo fue soñado,
pero en el que
fueron felices, porque, en él, más de una vez se imaginaron.
Los arquitectos
del actual caos,
sientan las
bases del mundo con esmero en el desespero,
sobre unas columnas
sin estructuras, cimientos ni ataduras,
pero donde las
varillas que las conforman son las vértebras de las espaldas de los que sueñan,
para que con
ellas se sostengan todas las mentiras con las que idealizan la vida.
Así, a las desilusiones
generales, las han convertido en demonios personales,
que los seres
humanos esconden en mazmorras mentales,
donde se
invisibiliza el dolor individual,
transformando a
los Estados en los culpables de sus penas,
y sobre esas
mentiras los desmontan y condenan.
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