COJÁMONOS DE LAS MANOS
Ayudándonos y cogidos
de las manos es más fácil recorrer cualquier camino,
siendo ésta una
verdad incuestionable en un mundo donde se ha vuelto muy difícil existir,
pero nos hemos
acostumbrado a hacerlo solos y desunidos,
favoreciendo así
a todos aquellos que se quieren aprovechar de ello,
convirtiendo este
motivo el fundamento por el que nos pueden explotar
como si fuéramos
un simple objeto que no se puede defender.
Creer con
arrogancia que tenemos individualmente siempre la razón
es la
cosmovisión perfecta con la que nos han impuesto esta ilógica realidad,
muy distinta a
la primera, a aquella cuando empezábamos a recorrer este planeta,
donde aun siendo
primates comprendíamos que debíamos estar unidos,
actuar en grupo para
enfrentar cualquier inconveniente o dilema,
claro está que en
esos momentos todavía no habían aparecido los dioses ni los reyes,
efectos directos
de nuestros actuales problemas.
Mantenernos en
una ignorancia aprendida, es la mejor manera de aceptar las dificultades
de una incertidumbre
existencial, que se acrecientan con los años que pasamos en esta oscuridad,
la que nos
enseñan cada día a incrementar para con ella podernos dominar
y hacernos
fuente de esta torpe realidad, en la que cada uno se enfrenta a su final,
sin vislumbrar
que unidos somos la luz que ilumina el camino de una brillante humanidad.
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