domingo, 28 de julio de 2019

SOÑAR NO CUESTA NADA, Y POR ESO SE PUEDE INTENTAR


SOÑAR NO CUESTA NADA, Y POR ESO SE PUEDE INTENTAR

A puertas de entrar Colombia en las próximas elecciones, para elegir alcaldes, gobernadores, Asambleas departamentales, Concejos municipales y Juntas administradoras locales, estamos advirtiendo todo tipo de amenazas, y de acciones violentas, en contra de los adversarios políticos y sociales, pues cuando se viene utilizando, desde hace mucho tiempo, la violencia como herramienta normal de trabajo, solo se puede esperar zozobra en las sociedades que así proceden.
Por eso los recientes sucesos de desmovilizaciones masivas de grupos violentos, no han servido de mucho para generar la calma que se requiere para poder desarrollar en tranquilidad un proceso electoral, por el contrario, la violencia está tan arraigada en nuestra sociedad, que todos los días se producen acciones de violencia por todo el territorio nacional, como una costumbre natural, y como una secuela de estarla utilizando corrientemente en contra de los adversarios, creando unos terribles escenarios, donde no se pueden expresar ideas ni convocar oyentes, pues todos estamos en riesgo de ser el foco de movimientos, grupos, partidos e individuos violentos, los cuales  están muy convencidos que con ella es como se recogen réditos políticos y económicos en un país que ha sido fértil para ello.
Desear que esta situación no siga ocurriendo no es suficiente para erradicar la violencia generalizada, en donde las guerrillas, y demás grupos violentos, son directos responsables de haberla institucionalizado sobre la sociedad, sobre el país y sobre un Estado incapaz de imponer otro tipo de costumbres, pues las mismas autoridades están muy acostumbradas a la subordinación y a la inoperancia sobre ella.
Ante este tremendo y terrible panorama, solo existe un camino, pero el cual es casi imposible de imponer cuando la clase dirigencial hace parte de esas estructuras violentas, y en donde le correspondería a la propia sociedad imponerse, con una unidad de criterios y objetivos, haciendo uso de una buena y masiva educación, lo cual es más que crucial, entonces siendo así el asunto, estamos, en Colombia, enfrentados ante una cruda y cruenta realidad, que será muy difícil de modificar si no existe una voluntad más grande que la realidad, de la clase dirigencial, política, económica y de la sociedad en sí, para poder cambiar esta perversa metodología.
Solo quedaría esperar, como el sueño de un simple iluso, que con los aportes de unos medios de comunicación, en sí mismos hastiados por los altos niveles de violencia generalizada, realicen una agresiva campaña en pro de las buenas costumbres, y con ella intentar, al menos intentar, visibilizar estas desesperantes circunstancias, como igualmente visibilizar a los personajes y movimientos políticos que pueden implicar ese cambio, tratando de abrirles los ojos a las distintas sociedades, y regiones colombianas, para que decidan mejor en estas próximas elecciones.
______________

No hay comentarios.:

Publicar un comentario