NOS EXTINGUIMOS SOLOS POR NO QUERER
VIVIR COMO MANADA
Pretendemos ser felices a
toda costa,
sin que la felicidad tenga
una playa conocida,
engañados, entonces inventamos
paraísos mentales,
donde supuestamente la
tristeza no exista,
para al final frustrarnos descubriendo
que eso no es posible.
La humanidad es obtusa y obstinada,
no aprende de sus permanentes
errores,
pues mantiene por igual
una tesis sin igual,
y es que, siendo la
felicidad subjetiva, relativa y efímera,
la pretende sostener como
una constante que no puede mantener,
estrellándose sin remedio
contra una triste realidad,
ésta, donde no aprendemos
a lidiar una tristeza que es inherente a lo que somos,
un grupo de solitarios,
que se extingue como especie,
al no querer existir como
manada.
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