NUESTRAS
PROCESIONES NO TAN SANTAS
En las procesiones de nuestras vidas, las de cada quien,
recorremos unos caminos por donde se destila hiel,
sin que se reconozcamos qué,
con sus pasos, no encontramos ningún bien.
Confundidos por nuestro propio parecer,
sin que lo podamos ver,
de lo que es nuestro mal querer,
hemos convertido el de todos en lo que no queremos ser,
transformando a nuestro planeta en nuestro propio padecer.
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