LAS
REGLAS DE UN SUEÑO
Dicen que hasta un temible asesino tiene principios que intenta
respetar y no abandonar,
sin embargo, en este mundo al revés, donde lo que vemos no
es lo que es,
vemos a los políticos de oficio ofreciendo lo que saben no
van a cumplir,
igual como tenemos movimientos mundiales por doquier,
que surgen tras las promesas de amaneceres ficticios y
ocasos inventados,
como el comunismo, por ejemplo, que intenta demostrar una
igualdad universal imaginaria,
prometiendo con ella utopías que se diluyen y destruyen con
la distopía de un capitalismo salvaje,
que lo indispone y se le contrapone con el individuo real,
avaricioso y egoísta,
para que en medio de estos intentos racionales quede una
humanidad sin esperanzas,
que sin fuerzas ni coraje se acostumbra a la irrealidad que
todos ellos le prometen.
Después de un largo recorrido por el tiempo,
la historia del espacio personal se encoge con desprecio, y
al final no tiene precio,
pues el sueño general de un paraíso terrenal, que existía
en nuestras mentes,
con la edad individual desaparece para siempre y sin
remedio,
y aquellas promesas que respaldaban las mentiras reconocidas
por la humanidad
edifican el infierno que construimos y vivimos todos cada
día,
a no ser que seas de esos pocos, que se alegran al aceptar las
reglas de este sueño.
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