CÓMPLICES
Desde cuando el primer ser humano pudo caminar,
ya en la humanidad había personas que podían prevaricar,
siendo entonces la mentira y el engaño un reflejo inconsciente
de los humanos,
y con el pasar del tiempo se ha tornado en un hecho tan
perfecto,
que las sociedades conformadas por ellos,
no descubren sus orígenes, los motivos ni sus efectos.
El silencio que provoca, y que produce, la incapacidad de
actuar en contra del engaño,
viene generando seres conformes y melindrosos con la
realidad,
convirtiendo al individuo humano, por acción o por omisión,
en un cómplice solitario,
cargando éstos, en sus recuerdos y en sus memorias,
unos sentimientos de culpa que nunca los abandonan.
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