jueves, 8 de noviembre de 2018

EL PRIMOGÉNITO


EL PRIMOGÉNITO

Fue el primogénito amado, por lo que creyó tener más derechos que el resto de sus hermanas y hermanos, así que se comportaba como un sátrapa para poder obtener lo que no le pertenecía a él y sí a las otras y a los otros. Cuando los padres le reprendían, por su abusiva actitud, simplemente sonreía pues en su interior estaba convencido que no le impedirían su proceder, se sentía estar jugando un juego, donde sabía de antemano que siempre terminaría como el ganador.
Con el correr del tiempo, lo que les hacía a sus familiares, lo empezó a replicar en sus amigos y conocidos, sin control ni mesura, creyéndose tan superior que los demás a duras penas le reclamaban, pero todos en el fondo pensaban, al final del maltrato o de los absurdos procesos de negociación, que algo los resarciría, ya que no querían ni creían que éste se podría salir tan fácilmente con la suya; era un permanente tira y afloje con y entre todas las personas a su alrededor, que a la postre se fue volviendo una insana costumbre, tanto así que, lo que en un comienzo, sobre todo para sus padres, parecía ser el ejemplo de una vida exitosa se fue transformando, con el correr del tiempo y la fama que se ganaba, en la existencia de un crápula, al que todos terminaron por temer, incluso los padres, y en el que muy pocos volvieron a confiar para nada, hasta el extremo que dejaron de tratarle los unos y de desconfiar en él las otras.
Sin embargo, esas pruebas permanentes de reprobación, y los constantes reclamos por los abusos que cometía, jamás le hicieron cambiar de actitud, por el contrario, se hizo viejo convencido que el problema radicaba en los demás, que quienes debían cambiar eran ellos y ellas, creyendo que él era el dueño absoluto de la verdad y el poseedor de la razón. Incluso así logró ennoviarse varias veces con mujeres que terminaban maldiciendo el día en que lo conocieron, pero aun así llegó a casarse, convenciendo a la que llegaría a ser su esposa que los injustos y equivocados eran los demás.
Tuvieron varios hijos que aprendieron y copiaron sus artimañas, haciéndose famosos como parte de una estirpe de crápulas, quienes llegaron a tener tanto éxito que pasaron a la historia, al comienzo de la sociedad en la que crecieron, donde terminaron cambiando los parámetros del bien y del mal, para llegar incluso y por desgracia al resto de la humanidad, porque su legado fue trascendiendo y se convirtió en la regla general.
Tan es así que ahora es una virtud humana comportarse como un sátrapa o un crápula, por más que quienes sufren las consecuencias, no dejen, como norma, de quejarse y maldecir semejante trato.
Por eso hoy priman por doquier seres semejantes, a los que eligen presidentes en todas las naciones, las que se deshacen por la violencia que las acosan, sin que nadie pueda hacer mucho, pues los protocolos deben cumplir los parámetros impuestos por estos personajes.
Quien intente en el planeta llegar a ser justo y ecuánime inmediatamente recibe el título de imbécil, cuando no es etiquetado de retrasado mental.
Mientras tanto todo en la Tierra se destruye y se desmorona, siendo ahora más importante acumular riquezas con carácter individual, esté ésta representada por unos billetes de papel guardados en bancos, o en el oro y otros metales, que proteger el agua o los recursos naturales para beneficio de todos. Hoy prima más vivir en un bunker que disfrutar de unos bosques o selvas saludables, hemos llegado hasta un paroxismo extremo, que incomodan todos los seres vivos, los árboles y los océanos.
Actualmente todos los primogénitos del planeta se siguen reproduciendo igual como al que dio origen a esta historia y el futuro se vislumbra como una eterna guerra.
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