LA
VANIDAD COMO COSTUMBRE RARA
No existe peor farsa que la inicua vanidad, pero en ella hemos
caído y estamos enterrados, hasta el cuello, toda la humanidad.
Por ella son corrientes muchas tendencias nuevas, recogidas
con esmero por generaciones enteras y pervertidas por las costumbres raras de
unos cuantos imbéciles, que en algún momento fueron famosos.
Con esos nuevos hábitos nos convencieron que contenían bondades,
hasta el extremo que los hemos transformado en leyes y en normas, nuevas costumbres
que nos son legadas a todos con un afán infinito de poder, afinidad que hemos
ido adquiriendo muchos desde antes de nacer, incluso desde mucho antes de que
se inventara el dinero y su maldito poder.
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