EL
CAMBIO POLÍTICO ES UNIR OBJETIVOS PERSONALES
Unas sociedades, como las nuestras, tan acostumbradas a las
mentiras y a las violencias como métodos de convencimiento, deberían ya saber
leer bien las señales que indican estos hechos cuando algunos los están usando nuevamente.
Pero eso sería como soñar despiertos, porque como aquí en
Colombia, la historia de la humanidad está llena de ejemplos, y de vestigios,
de las innumerables veces en que en todas partes del mundo se ha usado como el
mejor método disuasivo, y lo que es peor, es que éste no tiene exclusividad con
nadie, porque lo utilizan todos los extremos políticos cuando buscan obtener
fines inmediatos, por más torcidos que sean esos caminos.
Solo bastaría repasar un poco la historia de la humanidad
para encontrar ejemplos por montones, como en la Ilíada cuando ya Homero nos
narraba una de las primeras tretas o engaños, el caballo de Troya, como método
de guerra; luego sería simplemente hacer un tenue recorrido por los motivos que
han generado la mayoría de las guerras
en el mundo, para así darse cuenta de la existencia de este método, pues es igual
a lo que ocurrió en la Primera Guerra Mundial y con todas las otras hasta hoy, pudiendo
entender y reconocer que en todos los
conflictos las mentiras son las primeras armas que se empiezan a utilizar.
También es bien sabido que en ambientes estresados la
inteligencia, o la razón, son de las primeras condiciones o características humanas
que desaparecen, para que a partir del miedo se le de paso a las peores
emociones y a las más oscuras pasiones, generando concepciones de odio contra
cualquier cosa, como al color de la piel, la religión, las ideas políticas, el
lugar de origen o cualquier otro motivo, por nimio que parezca.
Entonces, si pusiéramos atención a las señales y vestigios
que han ido dejando estos sucesos, comprenderíamos que estamos llegando probablemente
a uno de los momentos claves de la historia, cuando debe aparecer la responsabilidad
del ciudadano del común, de todos aquellos que no comemos ni vivimos de la teta
de los Estados, muy por el contrario, de los que estamos cansados, o como se
dice popularmente, mamados de que nos exploten como si fuéramos un simple
barril sin fondo y sin necesidades personales.
Por lo que podemos insinuar, como una posible reacción a
este consabido método, que estemos empezando a vivir los albores de una nueva era,
la del empoderamiento del ser humano del montón, de todos aquellos quienes, con
nuestros votos, en cada elección, podemos empezar a generar cambios absolutos
exigiendo todos lo mismo.
Por lo que como ejemplos de estos objetivos generales para
exigir, en donde no prime ninguna ideología o religión, podría señalar el
control a las tarifas de los servicios públicos, a los aumentos exagerados de
los impuestos, revisiones, seguros y las pólizas que ahora se requieren por
tener vehículos o bienes, la exigencia de asistencia obligatoria a todas las
sesiones de los consejeros, diputados y congresistas controlándoles a la vez los
exagerados sueldos, para la eliminación del absurdo reten que implican las EPS
en el sistema de salud, la eliminación del lobby como método para lograr
cambios de leyes y normas en beneficio de empresas o minorías pasándose por la
faja el fundamento y la razón de las propias elecciones, y así podría
extenderme en infinidad de objetivos comunes por los que, como ciudadanos del
montón, deberíamos estar luchando en conjunto.
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