EL
VOTO OBLIGATORIO COMO SOLUCIÒN A LA CORRUPCIÒN
La humanidad, nunca como ahora, se está enfrentando a una disyuntiva
perentoria como implica tener que cambiar muchos de los hábitos, costumbres y
paradigmas que disfruta demasiado pero que a la par la están destruyendo. El seguir
demorándose en tomar estas decisiones lo único que le están produciendo es
complicar más el panorama de incertidumbres en el que divaga.
En estos instantes, cuando estamos siendo testigos de, y viviendo
en carne propia, la contra reacción de las extremas derechas del
conservadurismo mundial, en contra de la mayoría de los avances sociales obtenidos
por las sociedades, desde los países más adelantados en sus aplicaciones, como Inglaterra,
Francia, Holanda, Estados Unidos, hasta en otros donde no se aplican tanto,
como nosotros; por lo que es momento crucial para que todos los movimientos liberales
y de avanzada, los de izquierdas moderadas además de todas las asociaciones que
consideran a las democracias los sistemas ideales para coexistir en sociedad, que
unamos fuerzas para defender lo alcanzado.
En las democracias organizadas se supone que esto solo se alcanza
en elecciones libres, pero ocurre que en la mayoría de los países se desarrollan
y se convive con uno de los paradigmas a superar cuando se asegura que éstas
solo se pueden realizar dejando en total libertad a los electores, al no tener obligatorio
el voto. Como ejemplo de este método tenemos a Alemania, Estados Unidos y a nosotros,
y en donde el voto es obligatorio solo son 20 países como Bélgica, Australia,
Brasil o Argentina.
Los resultados son tan variados como diametrales, pues
encontramos casos como Egipto, en donde el voto es obligatorio y se hace llamar
democracia aun cuando lindan con una dictadura, o Nicaragua donde el voto no lo
es, pero también bordea una dictadura, por lo que en estos casos se nota que el
sistema no es preponderante, pero si lo es el nivel de educación pues donde lo
tienen las cosas funcionan mejor, como en Panamá y en Alemania, por ejemplo.
Sin embargo, en democracias vecinas nuestras, como
Argentina, Perú, Panamá o Brasil, donde tienen el voto obligatorio, son
visibles los mejores resultados del empoderamiento de las sociedades locales,
donde son mucho mayores los controles que en los otros donde no lo tenemos.
Otro de los paradigmas inmediatos a derrumbar corresponde a
la manera en que la humanidad está enfrentando el problema del consumo y
producción de las drogas, porque no pueden la mayoría de países seguir dejándose
manipular por la torpe visión del imperio norteamericano, quienes con su supuesto
puritanismo y autoritarismo están llevando al mundo al paroxismo de una locura
colectiva, al seguir insistiendo en unas políticas policivas y represivas como las
únicas soluciones a unos problemas que hasta la saciedad todo el mundo sabe
deben ser de índoles educativos y de salud pública.
Igual sucede en la injerencia de la religión sobre temas de
carácter social y de políticas públicas, como el aborto o el control natal,
asuntos en los que todos obligatoriamente debiéramos expresar nuestra opinión.
Ni que decir del capitalismo y del industrialismo salvaje,
que siguen insistiendo que los derechos de poder y propiedad están por encima
de los derechos de la humanidad por tener esperanzas de futuro, además de un
medio ambiente sano.
En el caso particular colombiano, considero que la falta
del voto obligatorio está permitiendo que sean unas minorías, por lo general
constituidas para aprovecharse del despelote general, las que lleven mucho
tiempo disponiendo del erario público sin que el resto de la sociedad, por la
falta de unión y de sentido común, no nos constituyamos en la fuerza de poder y
de contrapeso contra la corrupción institucionalizada.
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