DE LICEOS Y ACADEMIAS
Hoy podríamos afirmar que de nada le sirvió a Platón crear la Academia en el corazón de Atenas, cómo tampoco a Aristóteles su Liceo en Grecia, pues se han transformado en sinonimias de instituciones que sirven para educar a los seres humanos más privilegiados, en donde ingresan para aprender peripatéticas maneras de engañar al resto de semejantes, manadas de ignorantes seguidores de las metodologías que crean causticas ideologías, cumpliendo la función de volver un epulón a los aprendices en plenas narices de un mundo descuadernado, necesitado de sensatos conocimientos y directrices.
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