LA HIPOCRESÍA EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN
La especie humana se ha caracterizado por manifestar
e insinuar todo lo contrario a lo que supuestamente pretende postular e
imponer como doctrinas públicas y políticas sociales, siendo el mayor ejemplo
natural de una aberración psicológica y sociológica de lo que representa una
falsa presunción, como igualmente es el mejor ejemplo de una farsa a través de
unos engaños estructurados frente a unos escenarios sociales desbalanceados, lo
cual exige y requiere una actitud diferente a la argumental hipocresía que se
utiliza ante los hechos, y cómo éstos afectan directamente a nuestra propia realidad, sólo con un único fin, el de
aparentar tener control de una idea mentirosa, a partir de postulados a los cuales
la humanidad en general ha sido incapaz de poner en práctica, a raíz de un portentoso
entramado de intereses creados.
En este escenario de falsedades y apariencias Colombia
sobresale en el mundo, porque siendo un paraje privilegiado por la naturaleza, al
igual que por el clima y la geografía, al mismo tiempo es un lugar despreciable
por un modelo de habitante sumiso e indolente que tanto nos caracteriza, acostumbrados
a permitir y a elegir a una clase regente desprovista de decencia, ética y moral,
algo que el resto de países del planeta conocen a ciencia cierta y saben sacarle
partido, para que dirigentes de otros lares, y con comportamientos
y actitudes similares o peores a los nuestros, aprovechen y desarrollen tramas
de entrampamiento económico y comercial, escenario efectivo e ideal para saqueos
y abusos, situación que actualmente está ocurriendo a través de entidades
financieras que tienen a nuestro país como principal meta y objetivo, de allí
que como nación estemos debiéndoles más de lo debido y de lo permitido, descomponiendo
y desintegrando cualquier tipo de organigrama social, laboral y empresarial,
así existan algunos cuantos proyectos y programas funcionando.
En este lugar del planeta, reconocido por algunos como “el
país del sagrado corazón”, pretendiendo con
esta definición manifestar que aquí habita una sociedad piadosa y religiosa,
creyentes de un ser considerado santo y bondadoso, al cual sus propios
seguidores califican de justo y equitativo, cuando en realidad las acciones y
actitudes de los colombianos se caracterizan por ser y hacer todo lo contrario,
dando lugar a un universo de patrañas que por medio de términos eufemísticos deforman
el significado de las palabras y de paso
a la misma realidad, pudiéndonos topar con movimientos religiosos con carácter político
que dicen profesar la justicia social mientras están acumulando riquezas entre
sus dirigencias, esos mismos movimientos religiosos hablan de amor, solidaridad,
paz y justicia social pero a la par están predicando odio, injusticias,
insolidaridades, violencia y todo tipo de fobias, se mantienen manifestando
defender la vida a partir de una concepción extrema de lo que es ella,
circunscrita a la idea de una gestación
femenina y su fecundidad, cuando paralelamente a ello ignoran y desprecian lo que
sucede con la niñez desamparada, con la mujer violentada y violada y con una
población en estado de extrema postración. Podemos igualmente decir que tenemos
partidos políticos que se denominan democráticos y de centro cuando persiguen y
son todo lo contrario, en fin, que podemos manifestar que somos un escenario
del mundo conocido, y construido, que sobresale exclusivamente por aspectos
negativos, como quien dice de “hipócritas redomados”, permitiendo que esta
deformidad se extrapole hacia los círculos familiares.
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