FINGIR PARA DEFRAUDAR YA ES ALGO
FORMAL
Quienes fungen cargos
importantes, a través de estados inicuos,
defraudan la
confianza pública, al fingir trabajar,
intentando aparentar
hacer lo que nunca harán,
redondeando una faena
de pura inequidad, la cual consiste en completar círculos viciosos,
volviéndolos una
condición deshonesta que hoy se ha vuelto normal,
la de instaurar como
realidad un engaño estructural,
siendo una muestra evidente
de que ya son demasiadamente patentes
los desgraciados áulicos
e indolentes en medio de las necesidades de la gente,
actuando indiferentes,
simulando ser aristócratas dementes,
cuando apenas llegan
a ser duques indecentes haciendo de presidentes de pacotilla,
proporcionándole a la
muerte un sustrato ideal para que siempre esté presente,
haciéndose patente entre
las vidas deprimentes de los ciudadanos de a pie.
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