LA FRAGUA DE
UNA LOCURA COLECTIVA
En el fragor
de cualquier batalla, la inteligencia humana se difumina,
justificándose
con argumentos, razones y motivos
ante una realidad
impuesta que no los tiene.
Dicen algunos,
aunque parecen muchos, que el tiempo mundano
siempre aguarda
a que el cosmos se repliegue
hacia una dinámica
que exceda a la lógica universal,
pero las
formas que utiliza la naturaleza,
son señales
suficientes para demostrar que no existen maneras
de doblegar a
una locura colectiva, la humana,
pues las
neuronas, cuando entran en choque en los cerebros confusos,
son armas que
expulsan minúsculas fracciones del sentido común,
volviéndolo
entonces el menos común de los sentidos,
dentro de
individuos sometidos a las pasiones
que otros les
han implantado en sus ideas.
Nadie nace aprendido,
pero todos somos programados,
lo cual ocurre
en la guerra y la paz, o con el amor y el odio.
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