EL BUENO ERA JUDAS Y MARÍA
LO SABÍA
¡No fue Judas!, gritó
alterada María Magdalena,
al darse cuenta lo
que ocurría en aquel huerto,
al mismo tiempo que Jesús
tomaba camino delante de los guardias,
para enfrentarse al
juicio que le haría el romano Poncio Pilatos.
Los demás discípulos,
aunque incrédulos, aletargados
y somnolientos, se
quedaron convencidos con la idea,
escribiendo todos
ellos sus historias, manteniendo esa mentira,
promoviendo una
injusticia que se mantiene con el tiempo,
al culpar a la
persona que había sido el líder del movimiento
que impulsó la imagen
del Cristo que hoy veneran los católicos.
Desde entonces son
los falsarios quienes dominan todo escenario,
dando pie a la
ignominia que se celebra, por el mundo, cada año,
haciendo ver a los
inocentes como los malos,
mientras los malos se
disfrazan de decentes,
apropiándose de las
mentes de las gentes,
obligándolas a
sostener en el poder a los bandidos.
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