SIN
SUERTE CON LA MUERTE
Ante la muerte no hay poder que valga,
menos la confianza de no tenerla cerca,
pues solo ella puede ser dueña de su suerte.
Algunos la respetan hasta el punto de ignorarla,
y otros la desprecian al extremo de tentarla,
aunque en ambos casos terminan enfrentándola,
sin que nadie comprenda que desde siempre nos aguarda.
Por eso y por muchas veces,
ante la vida los temores humanos se confían,
y con la suerte los caminos mundanos se desvían,
descubriendo tardíamente,
que ante ellos es la muerte quien nos espía,
ya que espera con paciencia los errores de la vida.
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