LA
SEDUCCIÓN DE UN ZANGANO
Felices por repetir los mismos errores,
la humanidad no deja de cometerlos sin pausa,
convirtiendo a la realidad en una causa perdida,
porque la estupidez es la senda preferida del imbécil,
ya que sigue como a un maestro a aquel que la ha sabido
engañar.
Aunque la ciencia es un bálsamo para la sabiduría,
el espíritu humano actúa tal cual un zángano armado de
poder,
seducido por el brillo momentáneo del dinero fácil y del querer
infame,
engañándose a la vez que se conforma con la mentira,
donde al mismo tiempo al conocimiento se le revienta como a
piñata,
pues en su soledad el individuo ha aprendido a orar antes
que actuar,
dejando para después lo que ha tenido que hacer hoy.
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