EN
EL JUEGO DEL PODER
Divididos entre buenos y malos,
los individuos se revuelven en letargos amargos,
sin presentir que han caído en un sueño,
donde solo duerme bien quien tenga dinero.
En medio están los que juegan a no soñar,
viviendo en excesos eternos,
elevando con ellos a los dueños del poder,
a las cimas del lugar,
reprimiendo a sus mentes pensar y a sus cuerpos amar.
Con las calles llenas de locos se callan las verdades,
y en las camas vacías las mentiras se expulsan,
para que surjan ciudadanos enfermos,
que conciten pasiones absurdas,
donde sabe más aquel que más ignore.
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