CON
LAS MANOS VACÍAS
La confusión que reina en la humanidad,
es de la misma proporción con que reina en ella la
corrupción,
sin que nadie se tome la vocación,
de volverla visible por convicción.
Pero en cambio,
como individuos,
nos refugiamos en la religión,
esperando el milagro de un dios,
ignorantes que la solución,
de este gravísimo problema,
está en nuestras propias manos,
pero las tenemos tan ocupadas,
intentando llenarlas de dinero,
mientras que el mundo se llena de bandidos.
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