EN
LA MARCHA DE LOS OPRIMIDOS
Tenebrosas y extrañas son las batidas realizadas por los policías,
unos seres oprimidos que golpean con saña cabezas de pobres
desposeídos,
yendo directo a los huesos de los que van despavoridos,
cuando no se dirigen derecho a sus dientes para así serles partidos.
Orgullosos de estas acciones se pavonean los grandes opresores,
porque pueden usarlas para violentas y próximas explotaciones,
con los amigos que tienen,
quienes dicen ser los dueños de los desposeídos,
y así pueden por siempre mantenerlos oprimidos.
Mientras tanto,
taciturnos, incrédulos y deprimidos,
caminan hoy por la tierra esos oprimidos,
vapuleados por ignorantes,
siendo que en ellos mismos están los caminos,
esos que de nuevo nos dirijan a todos a recuperar el mundo perdido,
aquel que nos fue expropiado mucho antes de sernos vendido.
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