DONDE UN ENANO Y UN MUERTO
ERAN HERMANOS
Bailando en la cima de una enorme roca,
un enano invocaba la memoria de un muerto,
la de su hermano el tuerto.
Quien había arribado hasta el muelle de un puerto sin agua,
cuando germinaba alrededor de un huerto seco la esperanza,
justo en el preciso instante en que moría de soledad.
Cuando el enano vio salir humo de esa roca,
vino a comprender lo que vendría a suceder después,
que el muerto iba a ser él,
y la esperanza esa roca,
porque tuerto era el terco esfuerzo por recomponer,
una ilusión de toda una masa de gente que no quiere ver.
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