EL CORPORATIVISMO ES EL DIRECTO RESPONSABLE DESTRUCTOR DE LA ÉTICA AL INTERIOR DE UNA HUMANIDAD CONFIADA
Es más que evidente que los medios de comunicación han sufrido una acelerada transmutación de su esencia original, pues cuando surgieron tenían la misión e intención de informar o comunicar a los que se suponían iban a ser sus receptores, los habitantes de un mundo en permanente progreso, sin embargo, aún con vestigios anteriores de objetivos similares, o sea de ataques y de intentos de destrucción, el neoliberalismo cambió este camino, conduciéndoles aceleradamente a sufrir una terrible transformación, ya que los ha convertido hoy en armas mortales que se lanzan premeditadamente y sin ningún tipo de consideración contra quienes por sus limitaciones de comprensión y de consumos, además de representar las miserias humanas, tienen que ser eliminados porque representan ante los sistemas de explotación a los seres desechables, o sea el ciudadano del común y sin ningún valor, frente a esta visión distópica que mejor herramienta para lograrlo que los medios masivos de desinformación, convertidos en los canales ideales e idóneos para confundir, engañar y desunir a millones de criaturas desesperadas y desesperanzadas, que al ignorar lo que les está ocurriendo se comporten confiados e indiferentes ante unas metas desde hace mucho tiempo ya decididas y trazadas, siendo éstas similares a misiles lanzados por corporaciones globalizadas que dictan las leyes y las normas focalizadas en sectores de poblaciones humanas descartables, controlando la economía, la política, incluso la cultura y la religión, y por lo mismo también las instituciones de unos países sin iniciativas propias.
Ante este escenario de violencia, a través de intereses determinados por unos cuantos individuos, el mundo se está dirigiendo hacia una extinción controlada, manipulada y teledirigida por seres qué, sí es que saben lo que están haciendo, ya tienen todo definido y bajo su mando, pero si no han previsto las consecuencias, lo único que demuestran es una imbecilidad monumental.
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