NO ES EL TIEMPO EL QUE CAMBIA
Desde cuando Píndaro escribía
ya en las grutas de Altamira
estaban consignados en sus
paredes los pensamientos de los cavernícolas,
sobre todo aquello que les
movía a sentir distinto de una vida que ya cambia
aceleradamente desde
entonces, hoy los mensajes son lanzados
a través de unas redes que
capturan la atención de manera deformada,
creando espacios que se vacían
del concepto natural de una forma exagerada.
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