jueves, 16 de junio de 2022

EL CAMBIO NO ES UN SALTO AL VACÍO CUANDO YA SE VIVE VACIADO

 EL CAMBIO NO ES UN SALTO AL VACÍO CUANDO YA SE VIVE VACIADO


Quién dijo sentir miedo, pánico o terror ante las andanadas de insultos, desorientaciones y mentiras de los que se creen dueños del país, a raíz de la consecutivas derrotas que vienen sufriendo sus candidatos oficiales durante el transcurso del tiempo en que sus movimientos y partidos se han venido desmoronando, ahora están deseosos que se imponga en las elecciones presidenciales del 19 de junio en Colombia el candidato que les pueda garantizar su impunidad y corrupción, bien conocidas por todos y debidas ambas a una tremenda indiferencia ciudadana bajo la cual se cimenta su manipulación ideológica, para por medio de ella lograr prolongar su influjo sobre los recursos del Estado, y sobre una sociedad bastante acostumbrada y resignada al manoseo y matoneo, los cuales, tanto el Estado como la sociedad, sádicamente han preferido hasta hoy lo viejo conocido, o sea la falta de aplicación de la ética en todo lo que tenga que ver con lo público, y ni que decir en lo privado, frente a que se termine instalando y se implemente un cambio, sea éste selectivo, parcial o definitivo en todas nuestras costumbres ciudadanas, ya que les han vendido a los indecisos y atemorizados la idea que todo tipo de cambio es un salto al vacío sin siquiera reconocer que ya se encuentran en él.

Las diferencias conceptuales, éticas y morales entre los dos candidatos son demasiado ostensibles, sin embargo, ante la desinformación vertida constantemente sobre la población, de manera masiva y recurrente a través de los medios de comunicación, como igual por las redes sociales, han logrado desdibujar a uno más que al otro candidato, al extremo que a aquel que se ha caracterizado por desenmascarar a los antisociales y corruptos lo  han podido disfrazar de comunista y terrorista, en cambio al otro que se ha caracterizado por ser un truhan, avivato y corruptor lo vienen presentando como un ser sensato, una mansa paloma, incluso de ser capaz de acabar con las que han sido sus propias reglas, manejos y costumbres.

Solo queda esperar que los menos comunes de los sentidos, el sentido común y la racionalidad, logren al final primar sobre la mentira masiva que se desarrolla técnica y maquiavélicamente entre una sociedad confundida y atemorizada por todo tipo de falsas noticias, teorías conspirativas y postulados engañosos, necesitando cada individuo recurrir al conocimiento puntual y preciso, que no todo el mundo tiene a la mano, para conocer la verdad y a partir de ella poder desenmascarar a los tramposos y antisociales arropados tras unos halos de inocencia y santidad pero que en la realidad están endemoniados desde adentro de sus comportamientos políticos y sociales; como quien dice que venga el diablo y escoja, cuando tiene que ser el conocimiento racional el que determina y exige que el cambio y el pacto con nuestra historia son una necesidad inaplazable.

______________

No hay comentarios.:

Publicar un comentario