UNA ESPECIE CONDENADA A LA INSENSATEZ
Siendo observadores de una realidad distinta, a la que marca lo real, la especie humana se ha acostumbrado a despreciar los hechos trascendentales, que inexorablemente la terminan conduciendo hacia un ostracismo autoinflingido, al cual el tiempo va dejando escriturado sobre el espacio tangible, visible y manipulable, tras el afán de darse una importancia que no tiene, ante la escala natural de sucesos definitorios, quedando en masa expectantes del epílogo que sus miembros más inconscientes insisten en editar sobre la superficie de un planeta previamente planificado, por fuerzas evolutivas determinadas por la energía universal, de la que se quieren despegar, pretendiendo el resto despertar de una pesadilla impuesta y desarrollada por sus integrantes más insensatos.
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