FUTBOLERAS APRECIACIONES EN PLENA PANTOMIMA SOCIAL
Observando un estadio deportivo atiborrado por los personajes más pudientes del país, los que allá llegan en masa y en contubernio, hasta la ciudad que han elegido para conspirar, mientras ven jugar a la selección de futbol cada vez que le corresponde a ésta jugar en eliminatorias mundialistas, considerando estar siendo dirigidos y gobernados por un presidente de un origen popular, distinto a las élites que antes lo tenían bajo su control, y de las cuales son sus más eximios integrantes, escuchándoseles gritar a pulmón henchido, fuera Petro, fuera Petro, nombre del presidente impuesto por unas poblaciones ansiosas de cambios sociales, logrando capturar la atención de los medios de comunicación financiados por ellos mismos, con la desesperada intención de que el resto de las colectividades del país sigan sus pasos, agrandando cada error que se comete en la actual administración, desde el presidente hacia abajo, incluidos los ministros, además del resto de integrantes dentro de las instituciones públicas en ejercicio, los cuales desgraciadamente son muchos, graves y preocupantes, pero aún así la ciudadanía en general tiene que sopesar las consecuencias de no continuar con las transformaciones políticas y sociales, la mayoría de las cuales en estos precisos instantes se minimizan cuando no se invisibilizan, siendo cambios qué se ha venido buscando cimentar, concretar y estructurar para desmontar las mafias políticas y económicas que antecedieron, y que en el fondo continúan gobernando al país como sí fueran sus predios y negocios particulares.
De estas circunstancias tan patéticas, ocurriendo dentro de una pantomima social, elaborada con máxima sagacidad, surge la urgencia de advertir que lo que se juega en las próximas elecciones no es un simple partido de futbol, es el futuro de generaciones enteras, necesitando entonces manifestar que estamos frente a visiones distintas, unas postizas y manipuladas, y las otras más realistas, requiriéndose aclarar que las sociedades colombianas, sobre todo las compuestas e integradas por clases trabajadoras, tienen la perentoria obligación de balancear los hechos de manera racional, teniéndose el imperativo existencial de considerar que hacemos parte de una especie animal en proceso evolutivo, pero con objetivos disruptivos, con las exigencias de avanzar por caminos constituidos y construidos con sistemas que incluyan la justicia social y la equidad material, como parte de sus herramientas y arsenales, porque al estarnos multiplicando a modo de roedores, vamos a llegar a un punto y momento de colapsos monumentales, pareciendo hasta ahora parciales, pero qué llegaremos en cierto instante a volverlos totales, en donde las condiciones ambientales y sociales se harán inmanejables, aquí en nuestro país, como igualmente en el resto del mundo, entendiendo entonces tarde que el problema no era un tal Petro, y que no se podía jugar con el futuro del país, del planeta ni tampoco de la humanidad.
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