HABLANDO
DE ALBURES Y OBSESIONES
En cada ser y en cada nuevo amanecer, a pesar de las malas experiencias
del ayer, nace intacta la esperanza de un milagro, o de poder tener la suerte
esquiva al ganarse una lotería, sin importar el grado del esfuerzo personal que
se deba hacer para vivir bien.
Hoy la humanidad convive entre la obsesión individual por tener y la fuerza de la religión que impera por querer convencer al ser con la fe, logrando ambas anestesiar la lógica de unas sociedades indecentes por lo indolentes, que no entienden que deben coexistir como bloques de comunidades y no como individuos en ciudades.
En esos deseos individuales se diluyen los conceptos universales de una especie ignorante de sí, que se acostumbró a seguir albures personales en lugar de hacer parte de una raza que defienda ideales y entramados generales.
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