A LA MUJER ENCADENADA A UNOS MUNDOS IMAGINARIOS

A LA MUJER ENCADENADA A UNOS MUNDOS IMAGINARIOS

En un pequeño mundo, en el que existo, un circulo intangible para muchos, permanentemente se desarrollan cruentas batallas psicológicas, las de una guerra inmaterial diseñada para vivir en una vida ideal, que desde el comienzo del asunto está perdida, pues son simples sueños de un pendejo confundido.

En él se ve vagar la sombra de un fantasma, parecida a mi figura, que triste y silenciosa atraviesa los tortuosos caminos de una vida insustancial, que le debían llevar a gigantescos valles atravesados por ruidosos ríos, donde había soñado cultivar las semillas de un amor imperecedero, sin recursos ni dineros, pero en estancias propias e infinitas en las que reinaba la dicha y la alegría, entre conos de unas abundancias desbordadas.

Sin embargo, mientras tanto hay otro mundo, la cruda realidad de la que huyo, en la que se despierta cada mañana una mujer luchadora y soñadora, quien cansada por tanto trabajar y de bregar con los destinos de los demás, está aburrida por una rutina que la tiene como el ancla de una nave sin rumbo, siempre próxima a naufragar.

Extenuada y solitaria, ella sabe que se encuentra en una disyuntiva sin preguntas ni respuestas, encadenada a una triste realidad, donde como Caronte, debe remar para poder llevar a feliz puerto la nave de sus sueños.
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