EL AMARGO SABOR DE LOS CHORROS DE BABAS
Cualquier ser humano que asuma dirigir a los demás tiene el deber de enderezar las ideas de progreso general, salir, como lo hacen la mayoría que se prestan para liderar, con un chorrero de babas a justificar sus incapacidades personales no los exime de quedar en la historia como otro más en la palestra de seres imbéciles, que para desgracia de todos nos acostumbramos a recordar sintiendo el sabor amargo en la boca por persistir en los errores comunes que comete toda sociedad engañada.
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