PARA ALGUNOS LOS OTROS SON SU
CARROÑA
Buitres humanos mantienen
clavados los ojos en la carne caliente del cadavérico cuerpo
de un ser que, aunque
aún respira, está más muerto que vivo, aguardando el deceso para
tener acceso a sus objetos
materiales, pudiendo así comenzar el banquete material, que en la
mente de aquel desgraciado
es una palabra que hace parte de sus imposibles anhelos,
pero que en los
carroñeros son las fuentes perfectas de sus perversos focos.
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