EN
LA TERQUEDAD DE UN TORPE
Siendo unos ingenuos redomados, si es que no lo somos
redoblados,
los seres humanos pretendemos modificar nuestro entorno por
los lados,
idealizando lograr los cambios torpemente a partir de acciones
milagrosas,
cuando no es con la suerte de un sorteo o de los dados.
Queremos generar los cambios del mundo en general solamente
imaginándolos,
para obtener acciones concebidas sin hacer esfuerzos
personales,
transformando a nuestros deseos más subliminales,
en la fuente que promueva el movimiento previsto en nuestra
propia terquedad,
ya que los esfuerzos claves de los momentos precisos,
los hemos declarado el tormento físico sin la solución
exacta que soñamos.
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