EN
EL QUID DE NUESTRO DILEMA
Con cualquier grado de actividad que se realice en la vida,
el ser humano siempre ejerce cierto tipo de poder, desde un presidente de un
país o de una empresa, siendo padre de un hijo, al ser maestro o profesor,
dirigente político o administrador económico, hasta siendo el simple jefe de un
grupo de barrenderos o de una banda de facinerosos. Por eso es esencial que
quien lo ejerza esté preparado para hacerlo, y esa persona haya sentido y
vivido las experiencias necesarias y suficientes para aplicarlo con atino.
Últimamente como sociedades nos hemos estado acostumbrando,
incluso resignando, a ver ejercer autoridad a todo tipo de personajes, desde
delincuentes comunes, como fueron y son ciertos jefes paramilitares y
guerrilleros, hasta resentidos sociales, incultos, ignorantes y déspotas, como han
sido y son algunos presidentes y dirigentes políticos ya sea aquí en Colombia y
en otras partes del mundo.
Por ello es que actualmente estamos pasando por momentos
críticos en la humanidad, al estar todos confundidos, a raíz de haber convivido
por mucho tiempo con el engaño y la frustración general a pesar de todos los
avances y conocimientos adquiridos como especie, creyendo ingenuamente que
cualquier persona lo puede ejercer bien, llegando a los extremos perniciosos
que estamos hoy viendo, donde se ha elegido como presidente de uno de los
países más poderosos del planeta a un ser megalómano, desconsiderado y
mentiroso, como igual está pasando en otras partes del mundo; o se está siguiendo
a pie juntillas lo que dicen y pontifican muchos otros personajes que solo
buscan el beneficio propio y el de sus grupos políticos o económicos, sin medir
las consecuencias futuras que estas acciones están produciendo y generando
sobre el resto de mortales, y en la Tierra como un único planeta.
A través de las experiencias vividas hasta ahora, como
comunidades humanas diversas, se sabe que es muy difícil poner de acuerdo a
todo el mundo, pero estamos llegando a un punto de quiebre donde lo vamos a
tener que hacer, sí o sí, si es que le queremos creer a la ciencia y a los
científicos, quienes llevan rato manifestando que nos estamos acercando a un
punto crucial, de no retorno, o sea que no vamos a poder devolvernos y
recuperarnos del daño infligido a nuestro planeta, con el resto de seres que
existen y viven sobre su faz y debajo de ella, como a nosotros mismos.
El meollo de este grave asunto va ser encontrar la manera y
los medios para hacerlo, donde creo que el primero de todos es convencernos todos
que esto es verdad, que no es una mentira más sin importancia y sin
consecuencias, pero aquí es donde está el quid del asunto, ¿cómo hacerlo si
hasta ahora, viendo y viviendo en carne propia el deterioro ambiental por todos
lados, no lo hemos podido ni querido hacer?
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