UN NO ROTUNDO A LOS
MONUMENTOS POR ORGULLO PERSONAL
No se debe
tributar glorias pasajeras a personajes vivos, es una mala costumbre impuesta
por quienes se hacen del poder, se tiene que entregar al morir la persona admirable,
buscando que su orgullo no se vuelva un pasaporte hacia las ambiciones que
avarician sus allegados, sin derecho a usufructuar el buen nombre de un
esfuerzo individual, lo cual ha venido dejando al mundo plagado de monumentos
sin motivos diferentes a recordar que la gloria personal es un fardo pesado para
la historia general.
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