LOS ESTADOS PROFUNDOS SON INFIERNOS SUPERFICIALES
Sobre las superficies de unas sociedades dominadas
por la sumisión y la indolencia se gestan acciones de los estados profundos,
privatizadores de lo esencial como igual de lo vital, para que a través de una
corrupción endémica dirijan unos intereses concretos, pretenciosos en facilitar facturaciones exclusivas
y en favor de quienes los acumulan como tesoros propios, haciendo de los
errores personales impuestos, peajes y culpabilidades que se tienen que pagar
con multas onerosas, o con penas en medio de barrotes entre cárceles peligrosas,
privados de la libertad junto a sus familias, pagando el precio de la retención
como si estuvieran en hoteles cinco estrellas cuando simplemente están en la
antesala, junto a satanases, del infierno terrenal.
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