CUARENTURIENTO
Fue una
cuarentena, pero de cuarenta años, la que tuve que padecer,
para poder tenerte
como remedio de mis angustias y sufrimientos existenciales,
antes simplemente
me ponía pañitos de agua fría sobre las heridas de mi corazón,
el cual venía bombeando
fluidos anhelantes de pasión,
que después de tu
llegada se transformaron en un caliente ardor,
el cual siento
cada vez que me rozas y me envuelves con tu amor.
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