SE REQUIEREN MÁS FILÓSOFOS QUE TECNÓLOGOS
Aunque la prosperidad social de cualquier comunidad humana esté ligada directamente al progreso industrial y empresarial, resulta un error intelectual trascendental, monumental y existencial recurrir a dirigentes corporativos, tecnológicos, de la construcción o industriales para conducir Estados, patrias, regiones o naciones, dejando por fuera o de lado a los filósofos, sociólogos y profesiones afines, incluso sicólogos, ya que se requiere una percepción especial sobre asuntos terrenales elementales, igualmente emotividad y receptibilidad sensorial respecto a las necesidades que surgen entre poblaciones humanas, sean pequeñas, grandes o generales, no frialdades contables respecto a problemas existenciales ni tampoco despreocupaciones ambientales, generadas por reproducciones y multiplicaciones económicas al interior de asuntos fabriles y financieros, sin embargo, últimamente en varios lugares y sociedades, sobre todo en los países más avanzados y desarrollados, son hechos y decisiones que se viene reproduciendo y optando despreocupadamente, para desgracia del mundo entero, mal llamado civilizado, pues un objetivo muy distinto representa la astucia y sagacidad empresarial y negociadora en el ámbito industrial y financiero, y otro muy diferente significa aplicar sistemas y modelos exitosos de gremios empresariales entre poblaciones desesperadas, compuestas por gentes expectantes por oportunidades, buscando cubrir necesidades básicas y vitales, estando precisamente siendo éstas minadas, limitadas, controladas, usurpadas y utilizadas por corporaciones explotadoras, dedicadas a acumular riquezas para demostrar eficiencias empresariales, importándoles poco o nada las condiciones en que se desenvuelven y van quedando los entornos sociales y vivenciales alrededor de individuos desesperanzados..
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