RASTROS SIN ROSTROS
Nos movemos, como especie, tal si fuéramos criaturas peligrosas, dejando tras de sí, cada quien, un rastro de sustancias que sugieren y alertan que tan venenosos y tóxicos somos sí solamente nos viéramos el rostro, quedando en evidencia una simple advertencia, aquella que recomienda comportamientos diferentes a los actuales, en cuanto nos estamos acercando hasta el borde de un abismo atrayente por objetos y engaños, lugar invivible aunque si invisible, donde los bandidos dirigentes se muestran activos, comportándose con un estilo elitista antisocial, generando acciones irreparables si caemos todos en él.
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