EL REMEDIO SOCIAL QUE AGRAVA UNA
ENFERMEDAD COMUNAL
Cualquier sociedad
sometida a la experimentación continua de una existencia en medio de la violencia,
corrupción y muerte se termina acostumbrando a la insensibilización e
irracionalidad frente a este tipo de actos, Colombia es el mejor y mayor
ejemplo de lo que teorizo, pues no de otra manera se puede comprender lo que le
ocurre a algunos de sus ciudadanos, la gran mayoría de ellos honestos, trabajadores,
honorables, emocionalmente sensibles al amor, a la cultura y a la legalidad, quienes
terminan justificando el saberse y verse
gobernados por movimientos políticos, caso específico el que representa el Centro
Democrático, aunque de esta consideración no se pueden salvar, excluir ni
exonerar a la mayoría de partidos anteriores, dirigido éste particularmente por
una persona de cuestionables referencias, actitudes y relaciones, Álvaro Uribe Vélez,
al punto que una gran parte de la sociedad se conforma y hasta admite admirar y
avalar a un personaje con perfiles personales cercanos a parámetros y niveles
antisociales.
De este análisis o
ecuación se puede concluir que los grupos guerrilleros han sido el factor
principal de estas determinaciones grupales, inclusive se puede llegar a afirmar
que se convierten en los mayores promotores de esta aberrante deformación
social, quedando latente la posibilidad, la misma que anteriormente ha sido
esbozada por otros analistas, de que han hecho parte de un plan sofisticado y meticulosamente desarrollado para conducir a
toda una nación al hastío ético y moral que permite la concreción alrededor de
una realidad bordeando la locura general. Desgraciadamente como integrante de
una hermosa familia vengo enfrentándome a sucesos que me ayudan a concluir que
son demasiadas las certezas de lo que expongo, pues al haber crecido juntos soy
testigo presencial que ninguno de sus miembros ha recurrido a la delincuencia
como medio de vida, pero ante el desespero que se siente y respira en nuestro
país vienen aceptando que lo que este personaje hace y significa es un mal
necesario para superar el problema, sin querer ninguno admitir que el remedio
es peor que la enfermedad.
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